Don Alvaro Domecq de dudosa fortuna y honestidad

Montar una buena fama en tiempos de Franco no costaba mucho, sobre todo si eras del Opus, pero que en nuestros tiempos se siga adorando a personajes de dudosa moralidad y de más que dudoso pensamiento democrático... es una verdadera lástima, si además quienes lo hacen se dicen de izquierdas ya es absolutamente lamentable.... os paso algunos artículos sobre el bondadoso ganadero franquista al que los jerezanos dedicamos una calle y le soportamos una horrorosa estatua ecuestre....

EL DINERO DE LOS TOREROS.
El dinero de los toreros y del mundillo taurino pocas veces tiene relación con el nivel de vida. "Gana más dinero que un torero" viene diciendo la gente desde tiempo inmemorial y sin embargo hay pasajes en que los toreros reciben cantidades ridículas comparándolo con lo que se mueve en otros negocios. La gente se echa las manos a la cabeza cuando le dices que Manolete al principio de los cuarenta ganó un millón de pesetas en México. Por ese dinero se compraba entonces una finca de seiscientas hectáreas. Ahora un torero normal necesita varios años para comprar una finca así. Ya sabéis lo que valió 'El Torreón' y cómo por unos pocos millones se le escapó a El Juli y la compró César Rincón. Manolete la pudo comprar con el dinero de una sola tarde en aquella época. El Juli ha necesitado el de una temporada, y Rincón, después de las persecuciones que sufre su dinero en Colombia, habrá tenido que deshacerse de bienes y buscar dinero para poder tenerla. Porque al colombiano le están haciendo la vida imposible en su tierra y tiene en el aire la inmensa fortuna que ganó durante estos años. Un millón Repito que la gente se escandaliza con lo del millón de Manolete del año 44. En realidad no llegó a cobrar un millón. Le pagaron en dólares y como entonces le peseta valía tan poco, al cambiarlo en dinero español, equivalía al millón, que era lo que valía entonces cualquier finca buena de quinientas hectáreas en Sevilla o Salamanca. Lo que pasa es que ese dinero ni se hizo nunca pesetas, ni jamás llegó a España a manos de sus legítimos herederos cuando murió Manolete. El dinero, como todos saben, se quedó en una cuenta conjunta a nombre de Manolete y otros dos que al morir Manolete se repartieron aquel fortunón del torero. Cuando la noche que Manolete agonizaba en Linares, la pareja de vivales (tenidos por dos caballeros intachables) impidieron que entrara en la habitación su novia Lupe Sino. Porque los dos caballeros intachables sabían que entonces aquella fortuna pasaría a manos de aquella mujer con la que quería casarse Manolete in artículo mortis y que el famoso caballero de Jerez impidió alegando principios morales ya que como Manolete vivía en concubinato con ella, moriría en pecado mortal. El caballero jerezano hizo el milagro de salvar a Manolete de la condenación eterna. A cambio de su acendrado cristianismo, la divina Providencia permitió al caballero jerezano comprar la mejor finca de Jerez con el dinero que hubiera correspondido a aquella mujer de vida poco edificante. El otro 'socio', el cordobés de gafas negras, se compró otra finca y una ganadería más cerca de Sevilla. Tienen que pasar veinte años hasta que en San Isidro cobre otro torero un millón de pesetas. Esta vez las exige Florentino Díaz Flores y las cobra Santiago Martín. Al año siguiente El Cordobés, que ya cobraba setecientas mil pesetas en algunas plazas, cobra también el millón en San Isidro y ya se distancia de todos sus compañeros. Por ejemplo, Paco Camino que estaba en los treinta mil duros por tarde, recibe una exclusiva de los Chopera viejos y cobra las trescientas mil por tarde. Cifras españolas, porque en américa el dinero de Paco Camino se duplica. Y en las trescientas mil por tarde se quedan los dineros de los diestros más destacados en las ferias de cierto fuste. Pero hagamos hincapié que entre el millón de Manolete y el de El Viti en Madrid hay una distancia de veinte años. Que con el dinero de Manolete se podía comprar una finca de ahora por ¡setecientos millones! y que ahora una figura necesita torear muchas tardes, deducir muchos gastos e impuestos para juntar el dineral que vale una finca de setecientas hectáreas. O sea que el dinero de las grandes figuras en tardes de taquillas millonarias es mucho menor que el de antes. Ahora El Juli, ha pedido ¡cuarenta millones! por torear una sola tarde en Valencia. Y se los han negado. Con esos cuarenta millones que han escandalizado al público sólo tendría para comprarse una parcela. Mejor dicho, la vigésima parte de lo que vale 'El Torreón' que quiso comprarle a Felipe Laffita. Aquí hay algo muy claro: los toreros siguen ganando mucho dinero pero éste ha perdido valor adquisitivo y los bienes cuestan más de lo que vale el dinero de las taquillas. Otro ejemplo muy conocido. Cuando Antonio Ordóñez firma con la empresa de Madrid de José María Jardón aquella exclusiva de cuarenta corridas, con ese dinero se compró una finca magnífica que la cambió de nombre y le puso 'Las Cuarenta' en recuerdo de la exclusiva. O sea, que Ordóñez ganó ese año un fortunón. Pero es evidente que cobrando muchísimo se llevó cuarenta veces menos que Manolete en la plaza de México una sola tarde. Y ya para acabar de marearnos con estas cifras, el mismo Antonio Ordóñez, en el año de su primera retirada por los sesenta, con el dinero de una sola corrida se compró el magnífico piso de la plaza de San Juan de la Cruz en Madrid (junto a los Nuevos Ministerios). Ignoro ahora los honorarios de Ordóñez aquel San Isidro pero os aseguro que ese piso vale ahora bastante más de cincuenta millones. Aunque comparativamente saliera perjudicado con lo que le dieron a Manolete. ¡Tampoco era manso Ordóñez cobrando en Madrid! Y ahora vamos a otra parcela más nuestra. Más rural, para que lo entendamos mejor. Antonio Pérez Tabernero fue el último ganadero de rumbo que entre otros lujos se permitía tener todo el año alquilada una habitación en el hotel Palace de Madrid. Era un farol de don Antonio porque entre el tiempo que pasaba en San Fernando, las ferias a las que asistía y los veraneos, ocuparía la famosa habitación poco más de tres meses. Don Antonio decía que es como si cada día se le muriera un cordero. Que la habitación del Palace le costaba el precio de un cordero diario. Hagamos cuentas. O han subido mucho los hoteles o los borregos valen ahora muy poco dinero. Porque ahora mismo a don Antonio le costaría dormir en el Palace más de seis veces lo que vale un cordero. Y eso, gitaneando con el director como sabía hacerlo aquel personaje. Algunos de los que presumen de amigos y hasta de parientes no podrán decir lo mismo. Yo entré tres veces en aquella habitación, donde tenía un armario surtido para acontecimientos de urgencia: un esmoquin, un traje campero completo, varios trajes de vestir, otros de sport, sombreros flexibles y gorrillas inglesas. Abrigos, y zapatos de capricho, algunos hechos a mano por el zapatero de Carrascal con piel de becerro. Pero, ¡vete ahora con un cordero a pedir una cama en el Palace!...


Alfonso Navalón Grande (Huelva, 1933)

http://www.alfonsonavalon.com/

Tras el acto religioso Luis Miguel Dominguín y su padre se hicieron cargo de ella y la llevaron a Madrid, mientras que los restos mortales del torero iban camino de Córdoba. De aquellas últimas horas siempre quedará la sospecha de que Álvaro Domecq y Camará impidieron que el torero y la actriz se casaran “in articulo mortis”. García Candau en su obra citada, apunta que pudo haber por medio algún motivo económico. Dice textualmente.: “Sobre la negativa de Camará y don Álvaro se han llegado a exponer teorías relacionadas con el dinero, o lo que es lo mismo, que el diestro tenía deudas a causa de una finca que había adquirido y que la herencia de la que habría sido partícipe Lupe habría complicado mucho las cuentas. Uno de los supuestos deudores sería Camará; otro don Álvaro, albacea del torero cordobés”. (Obra citada, página.186). Pero quien más luz aporta a este asunto, y que viene a ratificar la teoría de García Candau, fue el crítico taurino onubense Alfonso Navalón, en una artículo publicado en una revista mexicana, el 16 de enero de 2004, un año antes de que muriese, y que tituló “La izquierda no es solo pobreza y miseria”
(y que puede leerse en www.elchofre.com-Artículos). Navalón decía esto: “Era muy difícil en aquellos años atacar a don Álvaro Domecq desde un periódico del Movimiento, como era “Pueblo”. Nadie se había atrevido a descubrir el origen de la fortuna de don Alvarísimo, poderoso fascista y militante del Opus Dei. Don Alvarísimo era intocable. Yo conté desde “Pueblo” la falsa versión del supuesto incidente de Manolete en Méjico, cuando dicen que se negó a torear si no quitaban la bandera de la República. Todo aquello fue una maniobra del franquismo y de don Álvaro para convertir a Manolete en torero del Régimen, como harían luego con “El Cordobés”. No hubo tal incidente de la bandera sino todo lo contrario. Ese día al terminar la corrida Manolete cenó en casa de un millonario catalán. Se llamaba Dalmau y vivía en la Avenida de los Insurgentes. Cenó en compañía de Indalecio Prieto y brindaron por la caída del franquismo cuando por aquellos días retiraron sus embajadores las naciones libres... Manolete y el ministro republicano Prieto brindaron aquel mes de diciembre: “Nos veremos en agosto en la feria de Bilbao”. ¡Se equivocaron en más de veinte años!. ... En “Pueblo” conté como Álvaro Domecq estaba sin un duro en los años cuarenta y como tenían una cuenta conjunta en Méjico con Manolete. Camará y el “caballero” jerezano, al morir Manolete, se quedaron con el dinero del muerto. Sólo lo sabía Lupe Sino, por eso Álvaro Domecq no la dejó entrar en la habitación del torero, cuando Manolete moribundo quería casarse con Lupe. Al año siguiente don Alvarísimo compró la finca “Los Alburejos”. Esto lo publiqué también en “El Correo Español” de Bilbao y la derechona vasca convenció al ganadero para que me pusiera una querella criminal. Fuimos a juicio y Álvaro Domecq no se presentó para “defender su honra” entre otras razones porque yo llevaba cuatro testigos y pruebas inapelables de lo que había escrito. Cuando Luis Ángel de la Viuda fue sucesor de Emilio Romero como director de “Pueblo” recibió la visita de Rodríguez Valcárcel, presidente de las Cortes, llevaba el encargo de Álvaro Domecq de ponerme en la calle. Luis Ángel dependía políticamente de Valcárcel. Pero antes de expulsarme me llamó a su despacho y cuando le conté todo lo de Manolete en Méjico y en el Hospital de Linares, llamó al presidente y le dijo que no podía echarme”... En fin, el texto que reproduzco aquí no merece ningún comentario, ya que su contenido es extremadamente esclarecedor. En el mismo sentido, pero con mas dureza se explicó el mismo Navalón en otro artículo publicado pocos años antes y que tituló “El dinero de los toreros”, (y que puede leerse en www.alfonsonavalon.com).
Es Domingo Dominguín, (Domingo González Aparicio) en su libro “Dominguines contra Dominguines” (pagina 87) publicado en el 2008, quien ratifica la versión de Alfonso Navalón sobre los dineros de México. Cuenta que es verdad que Manolete quería retirarse momentáneamente porque quería descansar y casarse con Lupe Sino: “En mi familia se sabía, pues tanto Manolete como Lupe ya lo habían anunciado y eso se daba mas bien por hecho. Contaba mi abuelo y mis tíos que al finalizar la temporada tendrían que ir a México, a la boda de Manolo, pues todos estaban invitados, ya que mi familia eran muy amigos de él, a pesar de la rivalidad en los ruedos con Luis Miguel”. Cuenta además, que después de casarse y descansar en México, el torero cordobés pensaba hacer la temporada de invierno en las Américas, y que tenía pensado regresar a España en uno o dos años para despedirse de la afición como mandaba la profesión y no por la puerta de atrás.
Sobre lo que ocurrió aquella madrugada del 28 de agosto de 1947, Domingo González Aparicio da una versión absolutamente distinta de la que conocíamos hasta ahora. Cuenta que su padre Domingo González, al comprobarse la gravedad de la cornada recibida por Manolete y viendo que se moría desangrado, fue hasta Madrid en un coche oficial puesto a su disposición por José Antonio Girón, a por el doctor Tamames, y que nada mas poner un pie en el Hospital de los Marqueses, se encontraron con Lupe Sino que llegaba de madrugada desde Lanjarón, y que ella ya no se separó de su padre. Cuando fueron a entrar los tres (Lupe, Luis Miguel y Domingo) en la habitación, Camará y Álvaro Domecq les frenaron y apartaron a Lupe: “Manolo se dio cuenta de la gravedad –cuenta el autor del libro—y delante de mi abuelo, mi padre y el doctor Tamames dijo que quería ver a Lupe Sino, que quería casarse con ella. Estaban allí Luis Miguel, Gitanillo, Álvaro Domecq y Camará. Lo dijo alto y claro. Salieron todos al pasillo y mi padre llamó a los médicos y al cura. Pero Camará y Álvaro Domecq se plantaron y dijeron que de eso nada, que el torero no estaba seguro de lo que decía... Mi padre se enfadó y se encaró con ellos y le dijo ¿cómo que no está seguro? Están seguros desde hace mucho tiempo y si quieren casarse ahora mismo, lo pueden hacer ¿es que se lo vamos a negar? Luis Miguel y mi abuelo le apoyaron, y el tono de las voces y la tensión fue subiendo. No tenéis derecho a oponeros, les dijeron. Aquí está el cura y los va a casar ahora mismo. Y cogieron al pobre hombre del brazo y lo intentaron meter en la habitación. Camará y Domecq se interpusieron casi con violencia y nos dijeron: Nosotros somos los que llevamos la carrera de Manolo y no se casa con esa mujer”. “Esa mujer –sigue relatando Domingo Dominguín en su libro—estaba allí mismo rota de dolor intentando llegar hasta la puerta de la habitación. Camará y Álvaro—que era su albacea—se pusieron delante de la puerta y no la dejaron entrar. Manolete lo estaba escuchando todo desde la cama y rogaba que la dejaran pasar. Ni se asomaron a la habitación para contestarle. ¿Y todo por qué? Porque el torero tenía mucho dinero en América. ¿Cuánto dinero había?, ¿quién se lo quedó?, ¿a quien hay que preguntar?, ¿al apoderado?, ¿al albacea? Las ganancias que tenía el torero en España se conocían, pero lo que había en América, no... Lupe Sino era una mujer muy buena y Manolo no dudó ni un momento de que, pasase lo que pasase, ella se ocuparía siempre de su madre y de sus hermanas, a quienes nunca les faltaría el dinero. Por eso insistió en casarse con ella, para proteger a su familia. Mi abuelo, mi padre y mi tío sabían de estas conversaciones y del “acuerdo” entre la pareja, ya que Manolo no era tonto y manejaba perfectamente su dinero... era consciente de que podía morir en una plaza de toros cualquier tarde. Mi madre adoraba a Lupe. ¡Qué mujer tan buena!... Para volver a México tuvo que pedir dinero prestado”. De ser verdaderas estas afirmaciones de Domingo Dominguín, darían un giro rotundo a la versión, con un tufillo a película, contada hasta ahora por José Flores Camará y su familia y sobre todo, dejaría en entredicho la cruel actitud y opinión que sobre Antonia Bronchalo mantuvo don Álvaro Domecq hasta su muerte.
Tras la muerte de Manolete, Lupe Sino podría haber sido la “viuda de España” dueña de todo el morbo del mundo, pero en aquella época no valía ser pareja de hecho (como en realidad fueron) pues vivir como ellos vivieron era estar en pecado permanente. Lupe vivió meses muy duros tras la muerte de su novio. La situación para ella era muy dolorosa e incomoda y tras participar en su última película, en 1949 se marchó a México, pues en España el régimen de Franco le estaba haciendo la vida imposible. Allí se casó, ironías del destino, con un abogado llamado Manuel Pedro Rodríguez, hombre muy bien situado y de gran fortuna. Lupe le abandonó a los pocos años y se volvió a España instalándose de nuevo en Madrid. Nunca llego a divorciarse de él, pues años más tarde el mexicano Manuel Pedro Rodríguez vino a Madrid a por su certificado de defunción, ya que al parecer iba a casarse y a rehacer su vida con otra mujer. Lupe murió mientras tomaba un baño, en su casa del barrio de Argüelles, en el mes de septiembre de 1959. Dicen todas las fuentes, que de muerte repentina, aunque lo cierto es que murió de una embolia cerebral, producida a consecuencia de un accidente de coche que tuvo seis días antes con su descapotable, a las afueras de Madrid, que casualmente iba conducido por el entonces joven actor Arturo Fernández, con quien en aquellos años mantuvo una gran amistad.
Si media España lloró cuando murió el hombre de su vida, la muerte de Antoñita Bronchalo pasó completamente desapercibida... Así debió de ocurrir esta triste historia de dos personas, que hace sesenta años se amaron intensamente lo que pudieron y les dejaron. Dos personas que lucharon con todas sus fuerzas en esta vida por ser felices y que finalmente no lo lograron, pues ambos fueron muy desgraciados. La novia de Manolete, igual que en el Hospital de Linares, también se quedó fuera del ciclo romancesco de las coplas de la muerte del torero (no así doña Angustias, que fue bien cantada por los poetas), porque en aquella España nacional y católica Lupe no tenía un anillo con la fecha por dentro. Porque Lupe era el amor del pecado y Manolete había ido directo al cielo. Solamente El Príncipe Gitano en un tango se acordó de ella, en la copla del maestro Juan Solano y que por fortuna recoge Antonio Murciano en “El Arte y la Muerte de Manolete en la Poesía Española” y dice así: “Manolete, Manolete, / ya te lo decía yo,/ que un torito de Miura / iba a ser tu perdición... / Manolete, Manolete / ya te lo decía yo...” /“La novia de Manolete / ya no lleva más collares / porque Manolete ha muerto / en la Plaza de Linares”. “La novia de Manolete / ya no se pone collares... / Pon, pon, que yo no quiero dinero / pon, pon, cariño es lo que yo quiero... /.
Todo lo expuesto hasta el momento, no son afirmaciones gratuitas mías, sino la exposición de versiones distintas sobre unos hechos, que ocurrieron en una época opaca y turbia de aquella España en blanco y negro de la posguerra. No sé cuál será la verdad, sí las versiones de unos o la de otros. Lo cierto es que después de 60 años transcurridos, la opinión pública, la afición y los que nos sentimos “manoletistas”, tenemos todo el derecho del mundo a saber la auténtica verdad de todo lo que ocurrió con esta pareja aquella madrugada de Linares, así como el desgraciado final del gran amor de Manolete: Antonia Bronchalo. Es más... ellos dos, aunque estén muertos, ya son inmortales en el recuerdo de todos los españoles y merecen mas que nadie, que se les haga justicia de una vez, pues entre unos y otros, a ambos les destrozaron las vidas.

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